Santiago de Compostela

Quién era Santiago

Originarios de Betsaida, Santiago y Juan eran dos hermanos, hijos del Zebedeo, dedicados a la pesca en el lago Genesaret en la ciudad de Cafarnaún (Galilea, hoy Israel). Su nombre, en realidad, era Jacob, aunque en su derivación al latín Sanctus Iacobus, y después al español se transformó en Santiago, Jacobo, Jaime, Diego o Iago. De familia humilde, ambos fueron llamados por Jesucristo para formar parte de su reducido grupo de doce apóstoles, al igual que otros pescadores de la zona como Simón (S. Pedro) o Andrés.
Conforme avanza la predicación, Santiago se convierte en uno de los apóstoles con mejor relación con Jesús, junto con Juan y Pedro, participando en dos momentos claves como la transfiguración en el monte Tabor o la oración en el huerto de los olivos. La pasión y la valentía que demuestra Santiago, quizá un tanto excesiva e inconsciente, le hace merecedor del sobrenombre del “hijo del trueno”, otorgado por el propio Jesús.

Tras la muerte y resurrección de Jesús, Santiago pasa a formar parte del primer grupo cristiano que comienza a crecer vertiginosamente primero por todo el actual Israel y luego hacia Grecia y Egipto. Hacia el año 44, Herodes Agripa decide escarmentar a la comunidad cristiana con el arresto de Pedro y el asesinato de Santiago en Jerusalén mediante decapitación, siendo así el primer cristiano en morir por su fe.
Se le conoce como Santiago "el Mayor" (por contraposición al otro apóstol Santiago "el Menor"). Su festividad se celebra el 25 de julio y es patrono de España e Iberoamérica, así como de numerosos pueblos y ciudades.


Cuándo se transformó en objeto de peregrinación y culto

Aproximadamente a partir de 813 con el hallazgo de las reliquias del apóstol y con el beneplácito de Carlomagno, que quería defender sus fronteras de invasiones árabes, Compostela se convertirá progresivamente en un centro de peregrinaje que recibirá su impulso definitivo durante la primera mitad del siglo XII. Muy pronto, la noticia se extiende por toda la Europa cristiana y los peregrinos comienzan a llegar al lugar del sepulcro, el denominado Campus Stellae, que degenerará en el término Compostela.

El número de peregrinos aumenta extraordinariamente a partir del siglo X, cuando la población europea logra salir del aislamiento de épocas anteriores e inicia una serie de contactos e intercambios que, en el campo religioso, llevarán a hacer de la peregrinación la forma más difundida de devoción.


Cómo era España en la época

España estaba dominada por los romanos.

Influencia romana: al tiempo que Roma establecía su dominio sobre la Península Ibérica, también importaba a la misma su particular forma de entender la vida: su economía, su legislación, las infraestructuras que les permitieron crear y conservar un imperio y las manifestaciones artísticas de todo tipo. De todo ello se conserva hoy un importante legado no sólo arqueológico, sino también cultural, que aún hoy permanece en las lenguas romances habladas en España y Portugal, descendientes directas del latín

En la organización política: casi desde el primer momento, los romanos organizaron Hispania mediante la subdivisión de ésta en diferentes provincias administrativas bajo el gobierno de pretores que actuaban como virreyes en nombre de Roma. A lo largo del dominio romano sobre Hispania, ésta estuvo dividida en las siguientes provincias.

Las ciudades: El proceso de romanización en la Península se basó fundamentalmente en las ciudades como núcleos exportadores de la nueva cultura. La política urbanizadora comenzó pronto, aunque con fines casi exclusivamente defensivos. Durante la época republicana las riquezas mineras y agropecuarias de Hispania atrajeron gran número de emigrantes romano-itálicos, sobre todo después de la crisis del siglo II a. C. Éstos, unidos a los soldados establecidos en la Península comenzaron a asentarse en ciudades de status jurídico dudoso. Un ejemplo de esta etapa es la ciudad de Carteia.

Con Julio César comenzó un periodo de colonización y municipalización, resolviendo el problema que padecía Italia por la falta de ager publicus, asentó en Hispania a sus soldados fundando nuevas colonias. También concedió la ciudadanía romana a municipios ya existentes, premiando así su fidelidad en la guerra civil que mantuvo con Pompeyo en la Península, por eso la mayoría de ellos se encuentran en la Bética. Augusto continuó la política de César, municipios augusteos son: Osca, Calagurris, Baetulo, Segóbriga, Ilerda, Iuliobriga, etc. Vespasiano concedió el derecho latino a todas las ciudades de Hispania.

Las ciudades poseían diferente categoría jurídica; así las colonias y municipios romanos estaban libres de cargas tributarias, las ciudades de derecho latino se encontraban en un escalafón inferior, por debajo de éstas estaban las ciudades peregrinae que carecen de privilegios jurídicos para sus habitantes. En el último lugar se encontraban las stipendiariae, que estaban obligadas a pagar un tributo a Roma, así como a aportar soldados al ejército.


El arte: además de las obras civiles, algunas de las cuales podrían ser consideradas como obras de arte por la maestría de su ejecución (que les ha permitido sobrevivir en algunos casos más de dos mil años), la influencia cultural romana produjo un importante legado artístico, legado que tuvo también su influencia sobre las corrientes artísticas de los periodos siguientes como el románico, el renacentista e incluso en el arte musulmán de Al-Ándalus. En el sur peninsular se dan además manifestaciones artísticas del arte bizantino procedentes del periodo de dominio del Imperio romano de Oriente sobre esta parte de la Hispania post-romana.


Cómo era Europa

En el año 235, el Imperio romano entró en un período de caos y confusión, del cual salió medio siglo después, pero fuertemente debilitado, y con una economía y políticas de corte marcadamente más totalitario; este nuevo régimen es llamado el Dominado. Durante esta crisis, los bárbaros germanos empezaron a presionar con mayor fuerza al Imperio romano, e incluso colonizaron (o fueron llamados como colonos) a varias tierras romanas fronterizas.

En esta época, dentro del Imperio romano, prosperó la religión del cristianismo. En 313, Constantino decretó la tolerancia religiosa hacia los cristianos en el llamado "Edicto de Milán", mientras que en 395, Teodosio el Grande proclamó al cristianismo como religión oficial del Imperio. En este período, y en particular desde el Concilio de Nicea en adelante, el cristianismo desarrolló fuertes estructuras jerárquicas, además de desarrollar fuertemente la doctrina y los dogmas de fe. En ese sentido, el cristianismo empezó a desarrollar la fisonomía que presentaría la Iglesia Católica durante la Edad Media.

En el año 378, en la batalla de Adrianópolis, los germanos infligieron una dura derrota a los romanos. A partir de entonces la presión de los germanos aumentó aún más. En 406 cruzaron el Rin, y ante la impotencia de los romanos, se instalaron en varias tierras del Imperio. En 410, los visigodos saquearon Roma (por primera vez en siete siglos la ciudad imperial es hollada), y los vándalos repiten esto en 455. Aunque todavía nominalmente en pie, el Imperio romano se disgrega. En 476, Odoacro (jefe de la tribu de los hérulos) toma el poder, pero en vez de proclamarse Emperador, envía las enseñas imperiales a Bizancio, terminando así de iure el Imperio romano de Occidente.

Los caudillos germánicos se lanzaron entonces, durante los siglos V y VI, a varias guerras que los debilitaron políticamente. Hacia el año 600 sobrevivían sólo los reinos de los visigodos, los lombardos, los francos y los anglosajones. Estas monarquías eran verdaderas aristocracias militares, en las que el rey era más un "primus inter pares" que un verdadero monarca absoluto.


Por qué fue llamado Matamoros

Santiago Matamoros es el nombre que se da a la representación iconografía del apóstol Santiago el Mayor cuando se le representa tal como se le describe en las crónicas medievales, según las cuales intervino milagrosamente en favor de los cristianos contra los musulmanes durante la Batalla de Clavijo (23 de mayo del año 844). El rey de Asturias Ramiro I habría tenido un sueño en el que aparecía el Apóstol Santiago, asegurando su presencia en la batalla, seguida de la victoria. De acuerdo con aquella leyenda, al día siguiente los ejércitos de Ramiro I, animados por la presencia del apóstol montado en un corcel blanco, vencieron a sus oponentes. El agradecimiento por esa intervención justificaba el pago del voto de Santiago.

En pintura y escultura se suele representar a Santiago matamoros tocado de sombrero con concha de peregrino (en referencia a las peregrinaciones del denominado Camino de Santiago a la tumba del apóstol, descubierta poco antes -año 813- en el lugar donde se levantó posteriormente la catedral de Santiago de Compostela) y blandiendo una espada, sobre un caballo blanco y arrollando a un grupo de moros (denominación convencional de los musulmanes) caídos por tierra.