Personajes de la Época

El Rey

Alfonso II de Asturias (c.760 - 842), apodado el Casto. Rey de Asturias en dos momentos: primero, en el año 783, y después, entre los años 791 y 842.

Era hijo de Fruela I y Munia. Nació en Oviedo hacia el año 760. Al morir su padre quedó al cargo de su tía Adosinda, esposa del rey Silo; aunque hay una tradición que dice que fue llevado al monasterio de Samos, en Galicia. Durante el reinado de Silo desempeñó el gobierno del Palacio. A la muerte de éste es elegido como rey gracias al apoyo de su tía Adosinda y de los magnates de la corte, pero su tío Mauregato organizó una fuerte oposición y consiguió deponer a Alfonso, que buscó refugio en Álava entre sus parientes maternos.

Cuando Bermudo I renuncia al trono debido a su derrota en la batalla de Burbia, Alfonso regresa a Asturias y es proclamado rey el 14 de septiembre de 791.

Se sabe que mantuvo contactos con el emperador Carlomagno, pues hay constancia de que tres delegaciones de la Gallaecia viajaron a la corte de los francos en los años 796, 797 y 798, aunque se desconocen los asuntos de los que trataron. Por una parte, se piensa que pudo ser para mantener la integridad de su reino frente a los ataques de los hermanos musulmanes Ibn-Mugait en el oriente de Asturias. Por otra, se cree que pudieron tener relación con la herejía adopcionista contra la que Carlomagno combatía activamente.

Saqueó Lisboa en 798 aprovechando disensiones en el gobierno de Córdoba y venció a los musulmanes en Narón y en Anceo (825). Gracias a las victorias sobre los musulmanes afianza su presencia en Galicia, León y Castilla, repoblándolos.

Fijó su corte en Oviedo, en donde construyó varias iglesias y un palacio. En la actualidad sólo quedan restos de la iglesia de San Tirso. En las afueras de los límites del Oviedo de su época levantó la iglesia de Santullano.

La crónica Sebastianense dice de él que murió en 842 «tras haber llevado por 52 años casta, sobria, inmaculada, piadosa y gloriosamente el gobierno del reino».

La tradición dice que bajo su reinado se produjo el descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago por un ermitaño en Compostela (814); hecho que convirtió a este lugar en uno de los más importantes centros de peregrinación de toda la cristiandad.


Rodrigo Díaz de Vivar

Rodrigo Díaz, Vivar del Cid, Burgos,1 2 c. 1041-10541 3 4 5 – Valencia, 1099) fue un caballero castellano que llegó a dominar al frente de su propia mesnada el Levante de la Península Ibérica a finales del siglo XI de forma autónoma respecto de la autoridad de rey alguno. Consiguió conquistar Valencia y estableció en esta ciudad un señorío independiente desde el 15 de junio de 1094 hasta su muerte.

Se trata de una figura histórica y legendaria de la Reconquista, cuya vida inspiró el más importante cantar de gesta de la literatura española, el Cantar de mio Cid. Ha pasado a la posteridad como El Campeador o El Cid (del árabe dialectal سيد sīdi, 'señor'). Por el apelativo «Campeador» fue conocido en vida, pues se atestigua en documentos desde 1098; el sobrenombre de «Cid», aunque se conjetura que pudieron usarlo sus coetáneos zaragozanos o valencianos, aparece por vez primera en elPoema de Almería, compuesto entre 1147 y 1149.


Cómo evolucionó el camino hasta hoy

Tras el descubrimiento del sepulcro del Apóstol Santiago en la actual Compostela a principios del siglo IX, el lugar se transforma en destino de peregrinación para millones de europeos durante la Edad Media. Los nobles y reyes de los pequeños reinos cristianos de la península Ibérica favorecieron el desarrollo de la ruta de peregrinación, que se convirtió en el cordón umbilical con el resto de la Europa cristiana. La marea de peregrinos era tal, que algunos años superaban en número a la población de las principales ciudades del Camino.

Esta eclosión fue precedida por el cambio y afianzamiento de trazado que tuvo lugar a principios del siglo XI, cuando Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León deciden que la ruta de peregrinación principal discurra por las tierras que estaban siendo reconquistadas. El nuevo Camino, además de ruta de peregrinación, se convierte en torrente de cultura, arte, comercio y repobladores, que llegan de toda Europa. A partir del siglo XVI, las guerras de religión y el desinterés llevan al olvido a la ruta jacobea. Algunos años, los peregrinos se pueden contar con los dedos de las manos.

A partir de los años setenta del siglo XX, comienza un resurgir del Camino, gracias al empeño de anónimos amantes del Camino, un nuevo interés de las administraciones, las visitas del Papa a Santiago en los años ochenta y el renovado esfuerzo de la Iglesia, el desarrollo de múltiples asociaciones y cofradías y la declaración de Patrimonio de la Humanidad. Los peregrinos del siglo XXI, hartos de la sobrecarga materialista, busca un refugio ante el mundo que nos asfixia, y se pone en marcha hacia Santiago. El año 2009 llegaron a Santiago más de ciento cuarenta mil peregrinos de un centenar de países a pie, en bicicleta o a caballo, más una marea humana diaria imposible de contar de peregrinos en vehículos particulares o autobuses. En los últimos años, además, la cifra aumenta en torno a un 10% respecto al año anterior. Peregrinos que buscan y encuentran en el Camino abnegación, esfuerzo, espiritualidad, aventura, solidaridad, compañerismo, sudor, lágrimas y alegrías y mucho camino por andar.